Cuenta la leyenda que unos peces Koi intentaban llegar al Paraíso saltando cascadas y sorteando fuertes corrientes. Los demonios se reían de ellos al ver su esfuerzo y se lo ponían cada vez más difícil.
Los Koi obcecados en su empeño, consiguieron llegar y los dioses como premio, les convirtieron en dragones.
La cerámica, a igual que los peces Koi, necesita perseverancia, paciencia, trabajo y mucha dedicación. Al final ,siempre merece la pena.